Decenas o tal vez me atrevería a decir que cientos de veces me han hecho la misma pregunta. ¿Qué marca o modelo de celular uso? Y la respuesta que tengo siempre es la misma: soy fan de la tecnología en todas sus presentaciones. ¡Uso todos los que puedo!
Es natural que ahora el epicentro de la tecnología de consumo sea el teléfono, así como hace muchos años era la computadora personal. Y es que no es para menos, en el mundo se calcula que hay unos 3,500,000,000 de aparatos en uso. Tres mil quinientos millones. ¿Ubicas esa cantidad? A mi me cuesta trabajo.
Si bien mi rol de periodista o comunicador hace que mucha gente quiera saber “qué uso”, la verdad es que eso pasa a segundo término cuando lo realmente importante es qué usas tu. Básicamente hoy tenemos el mundo dividido entre iPhone y Android. Como en las computadoras Mac vs. Windows, consolas PlayStation vs. Xbox. Pero eso para nada es nuevo en el mercado.
Cuando arrancaban las computadoras personales (antes de la IBM-PC y la Apple II) existían las Commodore y las Atari (computadora, no consola). Desde aquellos años ya existían las “guerras” de usuarios donde con mucho fervor y pasión defendían su marca preferida. Miles y miles de argumentos defendiendo cada quién “su” marca.
Y es que todo se entiende mirándolo desde dos puntos de vista. Primero, tal vez el más importante, el costo del equipo. No toda la gente, de hecho, muy pocos, pagan 20 o 30 mil pesos por un celular y entonces, los equipos de gama media (digamos, de unos 5,000 pesos) se convierten en el producto más usado y del que los dueños deben justificar su compra.
Vayámonos a los coches. Un nuevo Mercedes o BMW, tal vez las marcas más comparadas y famosas pueden costar, no sé, un millón de pesos. Pero toda la gente que sólo se puede comprar un Nissan o un Seat siempre dirá que “su coche es mejor, porque le costó menos y hace lo mismo”. Y sí, si pensamos en que todos los modelos sirven para ir del punto A al punto B, pues sí, todos son iguales.
Pero hablando de celulares, las cosas se complican un poco más, primero, por que estamos acostumbrados, muchos, a cambiar de celular cada año o cada dos años máximo. Así es el modelo de mercado, así lo han dictado los fabricantes y las poderosas empresas de telecomunicaciones.
Entonces, ¿qué teléfono es mejor? ¿El iPhone es el rey de reyes que todos copian? ¿No es mejor Samsung? ¿Qué tal los Nokia? ¿Los famosos Xiaomi? Cualquier marca que puedas recordar siempre funcionará para lo mismo: llamadas por voz, navegar por Internet y descargar aplicaciones.
Qué tan bien o mal lo hagan, qué tan rápido sea o qué tan confiable, eso ya se detalla de acuerdo con el modelo y el software que corre en sus circuitos. Pero, en general, digamos que todos funcionan bien, unos más lentos, pero cumplen con su cometido. Un tema que sí debe tratarse por separado es el de las cámaras. Hay unos modelos que sí de plano la cámara deja mucho que desear y toma malas fotos. Si lo que buscas es una cámara con teléfono y no al revés, tu principal prioridad deberá ser esa.
Entonces, ¿cuál es el mejor teléfono? ¿El último Samsung? ¿Por qué Apple siempre está en el centro de las conversaciones? Es muy simple. Muchos, no voy a decir que todos, quisieran el mejor y más grande modelo, pero es muy costoso para nuestra realidad nacional y simplemente no alcanza y ya no digamos si eres padre o madre de familia y tienes que comprarles a tus hijos.
Luego están los radicales, que posiblemente nunca hayan pagado con su propio dinero el teléfono que tienen y anuncian “usaría cualquier marca o modelo, excepto iPhone”. ¿Pooooor? ¿Qué te hizo la marca? Sólo ellos sabrán, pero esa recalcitrante forma de decir que no a un producto puede tratarse de algún deseo tecnológico reprimido.
Hablando de precios, basta echar un vistazo a los resultados de esta encuesta que publiqué en Twitter hace unos días, que nos dice que lo más importante para tu próximo celular seguirá siendo el precio.
Así es que, no existe “el mejor” teléfono, no importa que modelo o marca use yo. Lo más importante es el que tu hayas comprado, que cumpla con tus expectativas y te tenga satisfecho. ¿Voy bien o me equivoco?
Coincido, al final de cuentas y como en todo es una decisión personal el usar o no usar una red social, una decisión cada vez más difícil decir no, por el enorme crecimiento y de pendencia de las mismas.
Es un hecho comprobado, como bien dice inge, podras tener el mejor de los mejores, en prestaciones, pero si solo lo ocupas para ver redes y oir musica, se puede considerar despilfarro de dinero... o bien tener un modelo "economico" y sacarle un gran partido en el uso..
saludos... y felicidades por esta nueva etapa...